En la última década, este género musical ha cambiado considerablemente en La Habana. Actualmente no hay espacios para la presentación de bandas que interpreten sus temas propios.
Ana Gabriela Leiva Cuervo, estudiante de primer año de Periodismo, Facultad de Comunicación, Universidad de La Habana.
“El reconocimiento de la música rock en Cuba no es el mismo que de otros géneros. Hoy, el 75 por ciento de la población escucha reguetón, salsa, hip hop, persigue otros estilos. A nivel social, la identidad nacional del rock está desapareciendo debido a que las bandas con obras propias han pasado a realizar covers (versiones de temas de otras agrupaciones)”, explicó el director de la Agencia Cubana del Rock, Dionisio Arce Camps, también vocalista y director de la banda Zeus.
Agregó que ahora el nivel de creación de las bandas es deplorable, comparado incluso con los años 80, cuando fue más complicado producir y grabar: “Antes había mayor cantidad de espacios para socializar este género y los artistas trabajaban en cosas interesantes, había motivación y se hacía buena música”.
Como afirma el productor de programas radiales Carlos Fornés en su artículo ¿El rock está perdiendo el aliento en Cuba?, publicado en la revista cultural AM:PM, en los últimos diez años el panorama rockero ha dado un cambio drástico en el mundo debido a que al mercado no le resulta como moda y su esencia palidece a los ojos de los más jóvenes: “Nuestra escena tiene sus peculiaridades, entre las que se destaca la prevalencia en la última década de bandas de rock con un repertorio basado fundamentalmente en covers”.
En su libro Hierba Mala: Una historia del rock en Cuba, Humberto Manduley expone que desde 1955 ya el rock se cultivaba como expresión musical en el país. Durante los años 60 y 80, la mayoría del rock cubano se componía de covers. Siempre hubo sus excepciones de bandas que durante ese período crearon música propia.
El director de la agrupación Gens, Carlos Rodríguez Obaya, plantea que el cover ha sido una base para todas las bandas, hasta la banda británica Los Beatles empezó haciendo versiones: “Esto es una manera de identificarte como músico o que el público mida la calidad de los diferentes grupos. A través de este se va marcando la pauta y luego se empieza a crear”.
“Todo artista quiere que su obra sea reconocida. En mi caso, la música me apasiona y me encantaría que las personas que cantan al unísono los covers que interpreto, mostraran el mismo espíritu con mis temas propios”, afirmó Yagna Abreu Castillo, vocalista de la agrupación Gens.
El problema es, según el representante de la agrupación musical Bonus, Alexis Ponce, que desgraciadamente el bajo por ciento de la población que representa el público rockero, busca las versiones más que las creaciones propias.
Guille Vilar, crítico y director de programas musicales de radio y televisión, estima que el fenómeno surge como una consecuencia de la creación del Submarino Amarillo en el año 2011, en el Vedado habanero, casa tributo a Los Beatles y espacio donde se presentan distintas bandas de rock. Inicialmente, el lugar se concibió con la idea de que las personas disfrutaran de este tipo de música y desde un principio aceptaban que se tocaran temas de los clásicos del rock, de las bandas que ya fueron aprobadas por la historia y por la gente.
“Con el propósito de promover el rock cubano, se hizo un pequeño cambio, pero significativo para nosotros los músicos que tocamos en el Submarino Amarillo. Se permitió que por presentación, cada grupo interpretara dos temas propios. No es mucho, pero hay que entender que este tipo de establecimiento no debe descomercializarse”, explica, Carlos Rodríguez Obaya, director de la agrupación Gens.
Hay algunos músicos como Dagoberto Pedraja, director y guitarrista de la banda Cocktail, y premio Cubadisco 2001, que son de la opinión de que el espacio para la música propia se lo crea uno mismo como artista: “Es cierto que no existen muchos lugares donde permitan a las bandas tocar su repertorio propio, pero uno como músico, debe tratar de abrirse camino y dar promoción a su obra”.
Otros como Luis Ernesto Rodríguez, bajista de la banda Cocktail, expresan que la creación se ve afectada porque hay muy pocos lugares para que los grupos se presenten y por cuestiones económicas, las agrupaciones rockeras necesitan tener cierta cantidad de repertorios de versiones e invierten un tiempo considerable en ensayos, cosa que les impide, de cierta manera, tener el tiempo para sus propias composiciones. “Tenemos que comer”, sintetiza.
“Este género tiene que ser comprometido, contestatario, inconforme. Tiene que sentir su realidad y gritarla. A mucha gente le interesa que los grupos de rock versionen temas de otros porque no verbalizan una realidad propia, y si no verbalizan no hay nada que criticar”, comentó Roberto Perdomo en el artículo Covers en el rock cubano: el imperio de la nostalgia, de la periodista Claudia Padrón Cueto.
Dionisio Arce afirma que si esta situación no cambia, el rock cubano desaparecerá, solo va a quedar el recuerdo de algunas agrupaciones, y será de aquellas que dejen una marca con su creación propia.
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